El año nuevo siempre es una buena época para “futurear”.
Usted sabe lo que es un algoritmo; aun cuando no logre una definición precisa, lo sabe, porque interactúa con ellos todos los días: controlan sus ahorros y su crédito, le informan a Facebook, a Youtube y a todas sus redes sociales, sobre sus preferencias, y eso permite que reciba la publicidad que le ayuda a decidir el próximo curso que tomará, el libro que comprará, etc.; en ese complejo mar de información de la Internet, sin duda, viene bien un poco de ayuda, excepto para aquellos que podrían estar sufriendo el “Síndrome de Frankenstein”, es decir, el miedo que los humanos sentimos de perder el control de nuestras creaciones.
Nada que temer -dirán los más entusiastas- no obstante, algunos intuyen que el trabajo que hoy desempeñan, más pronto que tarde, podría ser desempeñado por algoritmos; tal vez podrían tener algo de razón: en el 2013, Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne publicaron, a través del “Oxford Martin Programme on Technology and Employment”, un informe denominado “The Future of Employment: How susceptible are Jobs to Computerisation“; entre otros asuntos, el informe destaca su predicción respecto de que, para el 2033, muchos empleos actuales serán sustituidos por algoritmos, por ejemplo, hay 99% de probabilidad de que les ocurra a los agentes de seguros; 98% a los árbitros deportivos; 84% a los guardias de seguridad.
Aquí es donde, tal vez, usted piense -Bueno, sí, pero, son empleos que no requieren de gran talento-; ¿Qué tal si pensamos en algo que requiera capacidad de acumular conocimiento, de analizar información, de sintetizar y de publicar en un diario importante?; entonces, permítame algunos hechos:
- En 2014, en el sitio web de The Los Angeles Times; apenas tres minutos después de que el terremoto se detuviera, el algoritmo Quakebot, publicó la noticia.
- En 2017, una pequeña agencia, JX Press Corp, difundió, en Japón, 40 minutos antes que las grandes cadenas, la noticia sobre la muerte del hermano de Kim Jong-Un. Esta agencia de noticias es una startup, donde laboran más ingenieros que periodistas.
- En mayo de 2020, Microsoft anunció que varios de sus periodistas de MSN serían reemplazados por periodismo robotizado.
Bueno –dirán otros- los algoritmos jamás adquirirán la sensibilidad humana. ¿Qué tal EMI, algoritmo desarrollado por David Cope, tratando de imitar a Johann Sebastian Bach?; en un solo día, EMI compuso 5,000 piezas. Parte de la obra fue presentada en un festival, logrando entusiasmar al público. EMI ya ha aprendido a imitar a Beethoven, Chopin, etc.
Pero, bueno, -otros más pensarán- no creo que alcancen la genialidad que se requiere para dirigir una empresa. En 2014, Deep Knowledge Ventures, una organización de capital de riesgo, incluyó, en su consejo directivo a VITAL, un algoritmo que tiene derecho a voto en las decisiones de inversión. Aún más, con el voto de VITAL, la empresa ha adquirido una farmacéutica que ha desarrollado OncoFinder; otro algoritmo que selecciona y evalúa terapias personalizadas contra el Cáncer. Ahí lo tiene usted, Algoritmos recomendando contratar a otros algoritmos.
Bueno, pero, -digo yo- aún nos quedan nuestras emociones y sensaciones; a menos que usted piense, como Yuval Harari, que nuestras emociones son complejísimos algoritmos biológicos, desarrollados y puestos a prueba durante siglos, para responder a las complejidades de la supervivencia.
Cómo sea; los algoritmos están aquí y nos han demostrado que pueden ser estupendos auxiliares para reducir las consecuencias de las disrupciones catastróficas; durante la actual pandemia han sido capaces, no sólo de crear efectivos medios de alertamiento y control de los contagios, sino también de sostener la continuidad de las cadenas de suministro y la marcha de los sistemas educativos y de capacitación.
El fuerte cuestionamiento, al que venían siendo sometidos los sistemas tradicionales de formación de talento, comienza a dar frutos; el aula y el horario dejan de ser costosísimas barreras de acceso a la formación; las arraigadas estrategias de evaluación, basadas en el conocimiento enciclopédico, demuestran sus debilidades ante las basadas en competencias; los burocráticos procesos de certificación ceden ante la agilidad de las credenciales alternativas.
Zoom, BigBlueButton, Google Classroom, Moodle, representan las puertas de acceso a la nueva normalidad formativa, en la que será difícil que los alumnos vuelvan a conformarse con (y a pagar por) los “power points rellenos de copy&paste” y aderezados con las improvisaciones retóricas de los instructores.
La nueva normalidad irá mucho más allá; pronto se generalizarán los algoritmos de inteligencia artificial que, por ejemplo, corrijan la pronunciación de cada alumno que esté aprendiendo un idioma o, tal vez, que moderen una discusión y obtengan consensos.
¿Hacia dónde evolucionará la docencia?; ¿qué habrá que aprender para enseñar?; ¿surgirá algo como la “ingeniería de experiencias didácticas”?
Si estos temas llaman su atención, manténgase en contacto, hablemos de ellos, aprendamos juntos.
F.Crisóstomo.
Para ir más a fondo:
THE FUTURE OF EMPLOYMENT: HOW SUSCEPTIBLE ARE JOBS TO COMPUTERISATION:
https://www.oxfordmartin.ox.ac.uk/downloads/academic/future-of-employment.pdf
PRIMER ARTÍCULO ESCRITO POR UN ALGORITMO EN THE GUARDIAN: https://www.theguardian.com/australia-news/2019/feb/01/political-donations-plunge-to-167m-down-from-average-25m-a-year
BACH STYLE CHORALE EMMY DAVID COPE: https://www.youtube.com/watch?v=PczDLl92vlc
DEEP KNOWLEDGE VENTURES ANNOUNCES NEW INVESTMENT FUND FOR LIFE SCIENCES AND AGING RESEARCH: https://www.eurekalert.org/pub_releases/2015-12/brf-dkv121515.php